lunes, 31 de marzo de 2008

Decálogo del bloguero con éxito

Dans

  1. Empieza explorando: un blogger empieza a serlo cuando lee blogs, no cuando los escribe. Lo primero es meterte en los temas que te gusten, ver quién escribe sobre ellos, qué cosas dice, como las dice, a quiénes cita… Constrúyete un conjunto de blogs que leer de acuerdo con tus intereses, y desarrolla el hábito de leerlos con regularidad, preferentemente a través de un lector de feeds, para meterte un poco en el contexto, en el ambiente. Un día, resultará que además de leer, notarás que “te pide el cuerpo” comentar algo: hazlo, y empieza a desarrollar tu identidad en la red, a meterte en la conversación. Otro dia, de manera casi natural, notarás que te apetece empezar el tuyo.
  2. No se bloguea con la cabeza, se bloguea con los pies: no se trata de que aporrees el teclado con tus miembros inferiores, sino de darte cuenta de que si intentas escribir un blog para contar lo mucho que sabes de un tema, las ideas se te agotarán en cosa de pocas semanas. Por mucho que sepas, al cabo de poco tiempo empezarás a tener la sensación de “haberlo contado todo”, de no saber de qué escribir, de agotamiento, y el blog empezará a ser una carga, algo que no te apetece… y en ese momento, estará muerto. Se bloguea con los pies, porque se escribe de lo que te pasa cada día, del camino que haces, de las experiencias que tienes, y eso da al blog su componente de diario, que constituye una de sus señas de identidad. Escribe sobre lo que lees, sobre lo que piensas, sobre tus experiencias o sobre lo que se te pase por la imaginación, pero ten siempre una fuente que te traiga temas frescos todos los dias.
  3. Escribe con regularidad: haz de ello un hábito, que puede ser diario, semanal o como tú quieras, pero con cierta periodicidad. El hábito debe crearse en ti y en tus lectores, deben saber qué esperarse, y obtener el valor necesario como para suscribirse. El mayor valor no está en las visitas diarias, está en los suscriptores.
  4. Vincula, vincula, vincula: un blog es una conversación, y la conversación, en la web, se construye vinculando. Ofrece a tus lectores todas las fuentes que puedas, todas tus influencias, lo que te llevó a escribir cada cosa, lo que leíste, lo que recuerdas, lo que te evoca, lo que consultaste, las citas interesantes… vincúlalo todo: si tus lectores, además de encontrar valor en lo que tu escribes, lo encuentran en lo que vinculas, volverán. Y aquellos que cites, es posible que hagan clic para ver qué has dicho de ellos, y que con ello sepan que existes o se metan en la conversación.
  5. No escribas para nadie más que para ti: Un blog es un diario personal, incluso aunque sea colectivo. Escribe lo que te apetezca y como te apetezca, y manda a paseo a los idiotas que entren a decirte sobre qué puedes y no puedes escribir. Es tu casa, y las reglas las pones tú. A quien no le guste, que se vaya a leer a otro sitio. El que tienes que estar contento con lo que haces eres tú. Y tampoco escribas para Google, para los motores de búsqueda o para tener más visitas, no funciona. Que tu blog esté limpio para que los buscadores lo encuentren es interesante, pero de ahí a que eso condicione tu estilo o te obligue a escribir titulares aburridos para que salgan bien en Google, va un largo trecho. Si lo construyes, ellos vendrán, no busques atajos porque no funcionan…
  6. Usa tu blog para algo que te genere valor: es la única manera de que lo aprecies y le otorgues la prioridad adecuada. Tu blog puede darte valor porque se convierta en un archivo de cosas que has escrito o leído, porque consigas posicionarte gracias a él, porque te proporcione influencia, porque te haga sentir bien, porque te aporte ideas y feedback, o por lo que tú quieras. Pero que ese valor exista, porque escribir un blog requiere esfuerzo y si no le ves frutos claros, terminarás dejándolo caer.
  7. Piérdele el respeto a Internet: Internet no son las tablas de la ley, no tienes que escribir con un estilo perfecto, ni pensar muchísimo los temas, el qué dices y cómo lo dices. Si el medio te presiona mucho, escribir se convertirá en un castigo. Escribe con un tono informal, sencillo, próximo, que te haga sentir cómodo. Escribe “en pijama y zapatillas”, con confianza, con tranquilidad, relajado.
  8. Controla tus estadísticas: no te obsesiones con ellas, pero úsalas para ver de dónde te viene el viento, qué sitios te envían visitas, porqué lo hacen, quiénes te vinculan, a qué responde tu tráfico… No escribas para tus estadísticas, pero tampoco navegues a ciegas. El feedback es importante, y las estadísticas te lo dan.
  9. No alimentes al troll: tarde o temprano, aparecerán en tus comentarios gentuza de todo tipo con vocación destructiva, con ganas de insultar, de criticar por criticar, de proyectar sobre ti o sobre tus comentaristas su propia frustración. Que no te tiemble la mano: pon unas reglas claras, borra todo aquello que no las cumpla, y jamás respondas a la provocación, porque eso es lo que les proporciona la felicidad más intensa. Practica el desprecio, el no dar aprecio a aquello que te resulte molesto. Tampoco caigas en la trampa de confundir trolls con opiniones discordantes: si no permites la conversación, tu blog perderá valor, pero nada ni nadie te obliga a mantener colgado en la pared de tu casa algo feo, que te haga sentir mal. Borrar la basura no es censurar, es tener sentido común y cuidar tu casa para que otros se sientan a gusto en ella.
  10. No mientas: en la blogosfera, se coge antes a un mentiroso que a un cojo. Si lo que escribes lo has leído en otra parte, vincúlalo, dale crédito. Si no estás seguro de algo, dilo, pregúntalo, no te preocupes por no saber de todo. No muestres una falsa seguridad. Un blog no es un sitio para demostrar lo mucho que sabes, no es un minarete al que subirte para predicar, porque parecerás prepotente e insoportable. Es un sitio donde, por sistema, sea cual sea tu experiencia o tu preparación, siempre habrá alguien que sepa más que tú del tema del que estás hablando. Acéptalo, porque si intentas ser siempre “el más listo de la clase”, te frustrarás.
  11. Bonus, el punto “diez más uno” es el verdaderamente indispensable: PÁSALO BIEN. Ah, y no aceptes consejos de nadie que venga a decirte cómo se bloguea :-)

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy buen decálogo me parece bastante razonable lo que esas lineas dicen

gracias colega